viernes, 16 de marzo de 2007

Una excelente montura

Salgo a la superficie y observo la calle…Bien. Todo correcto. He salido en la calle adecuada, ¡y pares! Esto tiene su mérito, no he mirado ni un indicador, sólo me he dedicado a seguir al grupo más numeroso, en un afán gregario, que en esta ocasión me ha traído suerte. Trato de salir de la aglomeración buscando la estela dejada por el grupo que iba delante. Conseguido esto, personas de todo tipo vienen hacia mí; las esquivo y, al final, consigo avanzar hacia una zona más despejada. Camino por la acera. Estoy, presente pero ausente, buscando ese portal del que no recuerdo el número, sólo la cancela y el color de la puerta. En el mirar izquierdoso que tengo no siempre estoy pendiente del tránsito y, de repente, oigo un grito: algo acaba de topar con mi bajo vientre y se introduce en mi entrepierna. Mi cara en el espejo de la tienda de lencería expresa sorpresa y admiración, pero no por el género de la misma, sin duda llamativo, sino por la nueva situación placentera que me ha invadido. Sin darme cuenta, y sin esfuerzo alguno, me he subido a una jaca de crin rubia perfumada y capa castaña. Tras unos segundos de lucha por intentar no ser derribado de la cabalgadura, descubro sus ojos de extrañeza y escándalo por mi actitud. Yo, ya consciente de mi delicada situación, intento descabalgar y reconciliarme con mi nueva montura, pero enseguida descubro que es imposible ante los gritos de “sinvergüenza y cara dura”. Ante tal estado desbocado sólo me queda alejarme decorosamente buscando, ahora ya con cierta prisa, el deseado portal. La realidad era que me acaba de subir encima de una señora de 60 años, que vociferaba por mi atropello, y que ella achacó a una intencionalidad y no a una simple distracción.
Dicho esto, créanme si les digo que la bajita y robusta señora ha sido la montura más cómoda que he probado en mi trayectoria como jockey.


Para los urbanitas amantes de la hípica

6 comentarios:

Luz G dijo...

caramba¡¡¡

Marc dijo...

A veces lo peor es la indiferencia...;)

Gracias por tu visita

Aura dijo...

el viernes tropecé con la policía local...
...bueno, decir tengo, que fueron ellos los expresamente decididos a tropezar conmigo.
Ellos alegaban negligencia en la conducción...
...yo me defendí alegando haber acelerado en pos de no entorpecer el tráfico rodante que venía en dirección adonde mi coche tenía que haberse quedado, según ellos.
Como siempre, todos tenemos diferentes opiniones...
y también como siempre, todos nos creemos con derecho a prejuzgar.
Yo intento desembarazarme de dicho derecho, mas a veces resulta difícil, máxime cuando el imputado mete su entrepierna en mi cabeza.
...Qué haría esa señora agachada a su edad...
besos de risa

Marc dijo...

Es curioso, pero no pensé en ninguna intencionalidad por parte de ella...

Igual he pecado e ingenuo:)))

Besos

Lara dijo...

Jajaja! Pobre! Porque no sé si decir pobre señora o pobre Marc... Te imagino corriendo, huyendo de la escena ;)

Besos.

Marc dijo...

Te puedo asegurar que Marc también se quedó perplejo, sin etender muy bien lo que había pasado.

Y sí, dado el escándalo e imposible reconciliación decidió poner pies en polvorosa...


Un beso tb. pari ti