La nube

Estoy de espaldas a la verja. Tengo ante mis ojos un amplio espacio, llano y sin obstáculos. Miro al cielo y veo la nube. Respiro hondo, flexiono mis piernas y me digo: ¡Ya!
Salgo corriendo todo lo deprisa que puedo, y en un spring final tomo impulso, salto y, ya en el aire, bato mis piernas, ¡ahahahah!... ¡Estoy volando!... Elevarse, flotar, navegar, ver que todo empequeñece a tus pies al tiempo que se amplía el horizonte...

Dejas atrás tu casa, tu pueblo, los campos y vas hacia la nube en un vuelo estable, con velocidad de crucero, dirigido por tus brazos, auténticas alas. La sobrepasas, te inclinas y te dejas caer a ese tobogán de algodón esponjoso y mullido: Has hecho el anubizaje perfecto.
Penetras en la nube, apareces y despareces; avanzas dando volteretas, te tumbas y te dejas llevar por esa cama voladora…, Abres los ojos, arrancas un trocito de nube, lo acercas a la boca, lo saboreas… umm…. ¡exquisito! Es comer y beber a la vez.
Estás a gusto, te quitas la ropa, este mar blanco es un balneario en mitad del cielo, limpia, alimenta e hidrata tu piel. La vista se relaja, tus ojos descansan; y el olor… ¡ay!
Te vuelves a tumbar, pero te acuerdas de algo, te incorporas, te asomas,miras, buscas, pero no le ves.
Si pudiese subir...haríamos el amor. Aquí seguro que no lo ha hecho nunca.
¿Quieres subir? Sólo depende ti. Ven.

Bienvenida Prima-Vera